La pandemia en Chile ya no es solo una. A la crisis sanitaria se sumó hace varios meses, el hambre que miles de personas están sufriendo por no tener cómo acceder a recursos económicos que permitan acceder a alimentos. Una dura realidad que en Aconcagua ha sido cubierta por los comedores solidarios y ollas comunes. Basta con estar un par de horas en estos lugares donde los propios vecinos se organizan, para darse cuenta de una cruda y dolorosa realidad, esa donde los que más sufren son los niños y adultos mayores.
Historias que llegan al alma, donde además de un plato de comida, se generan instancias de acompañamiento, conversación y solidaridad a todo nivel.
Para apoyar en estas iniciativas, hace algún tiempo el restaurant Quinta Cordillera, pese a ser parte de un rubro también golpeado por la pandemia, se puso a disposición de los más vulnerables y entrega diariamente en las distintas ollas comunes, 150 raciones de comida.
Una iniciativa que es posible gracias a la unión de voluntades, y es que estos aportes en almuerzos permitieron una alianza con el Servicio de Salud Aconcagua, que dispone de equipos de salud para aprovechar de vacunar a los rezagados en la campaña anticovid y también para inmunizar a la población de riesgo para la campaña anti influenza, esta última con números muy por debajo del porcentaje requerido.
Ayuda que en medio de la pandemia, nunca será suficiente, pero que permite paliar en algo la dura realidad que tiene a miles de personas pasando hambre.