Si bien la posibilidad de que varias comunas del Valle de Aconcagua entraran en cuarentena, como hoy es la realidad, también es cierto que una de las mayores críticas que se repitió durante el 2020 fue el hecho de que se obligara al encierro sin que eso estuviera respaldado por apoyo social y económico.

Eso llevó a la desesperación de muchas familias. Obligó a levantar ollas comunes y las donaciones entre vecinos fueron sumando a una de las crisis más complejas que trajo la pandemia. Hoy esa crítica se vuelve a levantar y es que los beneficios existentes no son universales y tampoco alcanzan para propiciar un confinamiento efectivo.

Así es como la explicación para dicha crítica es el que sean los propios vecinos, quienes han debido pagar los costos de la crisis a través por ejemplo de los dos retiros del 10% de las AFP.

En Los Andes varios sectores habitacionales retomaron las ollas comunes y entre vecinos coordinan la ayuda para los más carenciados. Frente a esto, el llamado que se hizo es a que las autoridades agilicen estas ayudas que una vez más y pese a la experiencia –dicen- están llegando tarde.

Una cuarentena que es considerada como la única forma de detener el avance del coronavirus, pero que al mismo tiempo genera un conflicto en la economía familiar. Lo que nadie quiere es que la hambruna derivada de la pandemia sea aún más letal que el propio Covid19.