El Senda Previene es uno de estos programas, que desde su implementación en Los Andes, ha contribuido en visibilizar la realidad en torno al consumo de alcohol y otras drogas entre la población y a partir de ahí, trabajar en su disminución.

 
En eso, la tarea es mancomunada tanto al interior de los establecimientos, como de entidades, oficinas y programas dedicados a la contención, educación y acompañamiento de niños, niñas y adolescentes. En prevención de drogas, por ejemplo, en dos años se redujo a la mitad el consumo de marihuana entre estudiantes de segundo medio.

 
En las últimas cuatro mediciones eso sí, también se han detectado cosas negativas y es que, por ejemplo, el consumo de medicamentos sin receta médica va en un aumento casi descontrolado.

 
Más allá de luchar contra el consumo de drogas, lo que se busca con el modelo Islandés es que estos resultados lleguen como añadidura a los planes anuales. Ahí entra por ejemplo el deporte, la actividad física y el desarrollo mental. En eso, la oficina de la Juventud es una aliada preponderante.

 
Los desafíos no son pocos, y aunque estos programas no dejan de operar durante todo el año, su fuerte está en período académico, por eso existe confianza de que el compromiso de los estudiantes, sus padres y familias, será total para el buen desarrollo de cada instancia que vaya en pos de mejorar la calidad de vida de niños, niñas y adolescentes andinos.