La Plaza de Armas de Los Andes ya huele a Navidad. Familias que se detienen, niños que se sacan fotos y personas que caminan más lento para mirar los detalles son parte del ambiente que hoy rodea a las letras volumétricas instaladas en el paseo por calle Santa Rosa. Estas creaciones, llenas de color y significado, fueron realizadas por estudiantes, apoderados y docentes del Liceo Bicentenario Politécnico América como un regalo para la ciudad. El trabajo no fue improvisado. Durante dos semanas y media, se dedicaron horas a diseñar, construir y dar forma a cada pieza, sumando también pinos, velas y pesebres de gran tamaño. El resultado es una decoración que transmite calidez e invita a vivir la Navidad desde lo simple: encontrarse, compartir y disfrutar del espacio público. Esta iniciativa permitió que gran parte de la ornamentación navideña de la Plaza de Armas tenga un sello local y educativo, demostrando cómo el aprendizaje y el compromiso pueden transformarse en algo que alegra a toda la comunidad. La intervención no se quedó solo en el centro de la ciudad, ya que también llegó a la plaza Arturo Prat, en el barrio Centenario, donde se instalaron un pesebre y otros elementos decorativos. Con la ornamentación navideña ya instalada, sus creadores hicieron un llamado a cuidar el entorno y respetar el trabajo desarrollado con tanto esfuerzo. La invitación es a disfrutar del ambiente, tomarse fotografías y compartir en familia, evitando dañar las letras volumétricas y el resto de la decoración que hoy llena de vida al principal pulmón verde de la ciudad y fortalece el sentido de convivencia en estas fiestas.
La Plaza de Armas de Los Andes ya huele a Navidad. Familias que se detienen, niños que se sacan fotos y personas que caminan más lento para mirar los detalles son parte del ambiente que hoy rodea a las letras volumétricas instaladas en el paseo por calle Santa Rosa. Estas creaciones, llenas de color y significado, fueron realizadas por estudiantes, apoderados y docentes del Liceo Bicentenario Politécnico América como un regalo para la ciudad. El trabajo no fue improvisado. Durante dos semanas y media, se dedicaron horas a diseñar, construir y dar forma a cada pieza, sumando también pinos, velas y pesebres de gran tamaño. El resultado es una decoración que transmite calidez e invita a vivir la Navidad desde lo simple: encontrarse, compartir y disfrutar del espacio público. Esta iniciativa permitió que gran parte de la ornamentación navideña de la Plaza de Armas tenga un sello local y educativo, demostrando cómo el aprendizaje y el compromiso pueden transformarse en algo que alegra a toda la comunidad. La intervención no se quedó solo en el centro de la ciudad, ya que también llegó a la plaza Arturo Prat, en el barrio Centenario, donde se instalaron un pesebre y otros elementos decorativos. Con la ornamentación navideña ya instalada, sus creadores hicieron un llamado a cuidar el entorno y respetar el trabajo desarrollado con tanto esfuerzo. La invitación es a disfrutar del ambiente, tomarse fotografías y compartir en familia, evitando dañar las letras volumétricas y el resto de la decoración que hoy llena de vida al principal pulmón verde de la ciudad y fortalece el sentido de convivencia en estas fiestas.