Un 30 de junio de 1851, cuando las sirenas aún no despertaban a las ciudades y el humo apenas comenzaba a formar parte del paisaje urbano, nacía en Valparaíso el Primer Cuerpo de Bomberos de Chile. Desde ese hito fundacional, han pasado 174 años de entrega, esfuerzo y valentía silenciosa. Son miles los hombres y mujeres que, a lo largo del país, han tomado la decisión de servir sin esperar nada a cambio, escribiendo día a día una de las historias más nobles del patrimonio nacional. Ser bombero en Chile no es una ocupación, es una vocación que nace del corazón. En cada cuartel hay historias de sacrificio: padres que dejan a sus hijos para acudir a un llamado, jóvenes que en lugar de descansar asisten a una capacitación, y abuelos que enseñan con cariño a las nuevas generaciones. Porque ser bombero también es estudiar, prepararse, seguir una exigente malla curricular que los forma como profesionales de las emergencias, aunque su labor sea completamente voluntaria. En medio de incendios, rescates y catástrofes, ellos no dudan en salir. Cuando la instrucción general es quedarse en casa, ellos están en la calle, en medio del peligro, cuidando vidas que muchas veces ni siquiera conocen. Son héroes anónimos, que no buscan premios ni aplausos, pero que se ganan el respeto y el cariño de todos los chilenos con cada acto de servicio. Hoy, con 174 años a cuestas, el desafío es aumentar la dotación y fortalecer la formación desde la base. Las Brigadas Infantiles se transforman en semilleros donde, más que futuros bomberos, se forman ciudadanos con valores, compromiso y sentido de comunidad. Porque no se trata solo de apagar incendios, sino de encender el amor por el prójimo. Para conmemorar este nuevo aniversario, los bomberos no estarán solos. Este domingo 6 de julio, al mediodía, la plaza de armas de Los Andes se vestirá de gala para recibirlos en un tradicional desfile. Será un momento de encuentro entre la institución y la ciudadanía, una oportunidad para agradecer, homenajear y, sobre todo, abrazar simbólicamente a quienes tantas veces han sostenido al país entre sus manos.
El principal paseo público de Los Andes se transformó en el escenario perfecto para conmemorar un hito que quedará grabado en la memoria de muchas generaciones: los cien años del Colegio María Auxiliadora. Con la presencia de estudiantes, apoderados, exalumnas, autoridades locales y vecinos, la emblemática institución celebró su centenario con una solemne y emotiva ceremonia, enmarcada en el orgullo por una trayectoria dedicada a la formación cristiana y el legado salesiano. El acto, que reunió a toda la comunidad educativa, estuvo marcado por los recuerdos y los reconocimientos a quienes han contribuido en esta centenaria historia que destaca el legado para miles de jóvenes con los valores de sus fundadores, la Madre Mazzarello y Don Bosco. Uno de los momentos más simbólicos de la jornada fue el impecable desfile de las estudiantes, quienes rindieron homenaje a la tradición salesiana que ha guiado su formación. Orgullosas, se presentaron como herederas de una historia que no solo educa, sino que también transforma vidas desde la fe y la entrega. Entre las estudiantes también estaba Beatriz Ávila, joven que fue bendecida por el fallecido Papa Francisco en su visita a Chile, y que en este desfile lo homenajeó escoltando la bandera del Vaticano. La Plaza de Armas, engalanada para la ocasión, revivió una tradición que en Los Andes se ha ido perdiendo con los años: la toma de los espacios públicos por parte de la comunidad para celebrar sus logros. Por eso que este fue un desfile que además de emocionar a los presentes, devolvió al corazón de la ciudad un sentido de pertenencia y celebración compartida.
Un 30 de junio de 1851, cuando las sirenas aún no despertaban a las ciudades y el humo apenas comenzaba a formar parte del paisaje urbano, nacía en Valparaíso el Primer Cuerpo de Bomberos de Chile. Desde ese hito fundacional, han pasado 174 años de entrega, esfuerzo y valentía silenciosa. Son miles los hombres y mujeres que, a lo largo del país, han tomado la decisión de servir sin esperar nada a cambio, escribiendo día a día una de las historias más nobles del patrimonio nacional. Ser bombero en Chile no es una ocupación, es una vocación que nace del corazón. En cada cuartel hay historias de sacrificio: padres que dejan a sus hijos para acudir a un llamado, jóvenes que en lugar de descansar asisten a una capacitación, y abuelos que enseñan con cariño a las nuevas generaciones. Porque ser bombero también es estudiar, prepararse, seguir una exigente malla curricular que los forma como profesionales de las emergencias, aunque su labor sea completamente voluntaria. En medio de incendios, rescates y catástrofes, ellos no dudan en salir. Cuando la instrucción general es quedarse en casa, ellos están en la calle, en medio del peligro, cuidando vidas que muchas veces ni siquiera conocen. Son héroes anónimos, que no buscan premios ni aplausos, pero que se ganan el respeto y el cariño de todos los chilenos con cada acto de servicio. Hoy, con 174 años a cuestas, el desafío es aumentar la dotación y fortalecer la formación desde la base. Las Brigadas Infantiles se transforman en semilleros donde, más que futuros bomberos, se forman ciudadanos con valores, compromiso y sentido de comunidad. Porque no se trata solo de apagar incendios, sino de encender el amor por el prójimo. Para conmemorar este nuevo aniversario, los bomberos no estarán solos. Este domingo 6 de julio, al mediodía, la plaza de armas de Los Andes se vestirá de gala para recibirlos en un tradicional desfile. Será un momento de encuentro entre la institución y la ciudadanía, una oportunidad para agradecer, homenajear y, sobre todo, abrazar simbólicamente a quienes tantas veces han sostenido al país entre sus manos.
El principal paseo público de Los Andes se transformó en el escenario perfecto para conmemorar un hito que quedará grabado en la memoria de muchas generaciones: los cien años del Colegio María Auxiliadora. Con la presencia de estudiantes, apoderados, exalumnas, autoridades locales y vecinos, la emblemática institución celebró su centenario con una solemne y emotiva ceremonia, enmarcada en el orgullo por una trayectoria dedicada a la formación cristiana y el legado salesiano. El acto, que reunió a toda la comunidad educativa, estuvo marcado por los recuerdos y los reconocimientos a quienes han contribuido en esta centenaria historia que destaca el legado para miles de jóvenes con los valores de sus fundadores, la Madre Mazzarello y Don Bosco. Uno de los momentos más simbólicos de la jornada fue el impecable desfile de las estudiantes, quienes rindieron homenaje a la tradición salesiana que ha guiado su formación. Orgullosas, se presentaron como herederas de una historia que no solo educa, sino que también transforma vidas desde la fe y la entrega. Entre las estudiantes también estaba Beatriz Ávila, joven que fue bendecida por el fallecido Papa Francisco en su visita a Chile, y que en este desfile lo homenajeó escoltando la bandera del Vaticano. La Plaza de Armas, engalanada para la ocasión, revivió una tradición que en Los Andes se ha ido perdiendo con los años: la toma de los espacios públicos por parte de la comunidad para celebrar sus logros. Por eso que este fue un desfile que además de emocionar a los presentes, devolvió al corazón de la ciudad un sentido de pertenencia y celebración compartida.