Esta semana se cumplió un año desde la puesta en marcha de dos cruces peatonales inclusivos en el centro de Los Andes, específicamente en las intersecciones de Esmeralda con Santa Rosa y Esmeralda con Maipú. La iniciativa forma parte del Programa Quiero Mi Barrio Casco Histórico Oriente y contempló la instalación de botoneras DAPS, Dispositivos de Acceso Peatonal Sonoro, que emiten señalética auditiva para facilitar el cruce seguro de las personas. El proyecto tuvo un costo superior a los 40 millones de pesos y surgió a partir de las propias necesidades planteadas por vecinos y vecinas del sector, recogidas mediante el trabajo participativo del programa. A partir de este diagnóstico, los equipos técnicos desarrollaron una solución concreta orientada a mejorar la movilidad y la inclusión en un área de alta circulación peatonal. Tras un año de funcionamiento, el balance ha sido positivo. Estos elementos han permitido aumentar la seguridad y la autonomía de quienes requieren apoyo adicional para desplazarse por la ciudad, además de contribuir a visibilizar la importancia de avanzar hacia entornos urbanos más accesibles. Los cruces son utilizados diariamente por cientos de personas y han generado mayor conciencia ciudadana respecto al respeto y los derechos de quienes viven con alguna condición de discapacidad. Si bien el costo de implementación dificulta su réplica desde el mismo Programa, los equipos técnicos señalaron que la experiencia puede ser retomada por autoridades comunales o regionales. La iniciativa ya cuenta con diseño, validación técnica y resultados concretos, lo que abre la posibilidad de extender este tipo de infraestructura inclusiva a otros sectores de Los Andes en el futuro.
Esta semana se cumplió un año desde la puesta en marcha de dos cruces peatonales inclusivos en el centro de Los Andes, específicamente en las intersecciones de Esmeralda con Santa Rosa y Esmeralda con Maipú. La iniciativa forma parte del Programa Quiero Mi Barrio Casco Histórico Oriente y contempló la instalación de botoneras DAPS, Dispositivos de Acceso Peatonal Sonoro, que emiten señalética auditiva para facilitar el cruce seguro de las personas. El proyecto tuvo un costo superior a los 40 millones de pesos y surgió a partir de las propias necesidades planteadas por vecinos y vecinas del sector, recogidas mediante el trabajo participativo del programa. A partir de este diagnóstico, los equipos técnicos desarrollaron una solución concreta orientada a mejorar la movilidad y la inclusión en un área de alta circulación peatonal. Tras un año de funcionamiento, el balance ha sido positivo. Estos elementos han permitido aumentar la seguridad y la autonomía de quienes requieren apoyo adicional para desplazarse por la ciudad, además de contribuir a visibilizar la importancia de avanzar hacia entornos urbanos más accesibles. Los cruces son utilizados diariamente por cientos de personas y han generado mayor conciencia ciudadana respecto al respeto y los derechos de quienes viven con alguna condición de discapacidad. Si bien el costo de implementación dificulta su réplica desde el mismo Programa, los equipos técnicos señalaron que la experiencia puede ser retomada por autoridades comunales o regionales. La iniciativa ya cuenta con diseño, validación técnica y resultados concretos, lo que abre la posibilidad de extender este tipo de infraestructura inclusiva a otros sectores de Los Andes en el futuro.